sábado, 11 de junio de 2016

Verlas venir



  
  Diríase que mueren los vivos
sufriendo un anhelo.
Yo, como ellos, he cruzado la línea roja
que separa el bien del mal para nada.
Tú estás en tu cenit
y, de ahí, un viento cósmico no te mueve.
Feliz como una libélula
te lo pasas acróbata en el aire,
unas veces, persiguiendo con ímpetu a una cometa
y, otras, guiando a las almas
al monte de la perdición o a donde tengan merecido.  
    Vuelas alto, y a mí me la juegas  
si alzo un rosa para conmoverte,
e inmutable, me haces lidiar por tu amor,
si acaso, buscándole el secretismo
como se le buscan tres pies a un gato.
Y yo, que no aprendí a volar,
he de arrastrarme hasta tu pedestal
rodeado de fuego y hielo.
  Cómo arruinar esta aspiración
en otro intento frustrado;
tú vendrás si quieres
a coger la rosa y el beso
que yo esperar no puedo.
El tiempo es policía y a mí me persigue
y no es prudente darle motivos
para que te lea los derechos.
Cada día, empero, me asomaré a tu mundo
a verlas venir, a esperar que mires hacia abajo.



 Mikel Luna 11/06/16 Amsterdam


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