Sin decirte la más dulce mentira
anhelo construir un
nido en tu pensamiento,
acariciar tu pelo
con mano inadvertida
y sucumbir a tu
caudal de ensueños,
todo eso
y recoger las lágrimas de tu
pañuelo
para aclarar de mis ojos
la ceniza con la que me roció el tiempo;
la ceniza con la que me roció el tiempo;
cambiar
por alegría mi expresión de enojo.
Que aunque tenga la vida contada
Que aunque tenga la vida contada
y
no pueda vivir cien primaveras,
de
redención no habrá una cruz
en
la que yo quiera morir
antes
de verte despertar en calma
y
a esperar la recompensa del porvenir.
No
hay palabras más sinceras
que
cuando un poeta quiere hacerte eterna.
Y
si el caudal de un río fuera tinta azul,
y largo el camino a recorrer
un pliego de papel,
todavía
no se podría definir
cuánto
inspiran tu guapura y tu entereza.
Si hallo paz es porque te digo
lo
que siento: ambición cuando te imagino;
paisaje
en alta mar
para
no remitirle cartas a la esperanza.
Que
pensándote, y en plena marejada,
acepto
callar y prestar oídos
cuando
tus palabras son el himno
que
paraliza a cualquier mano empuñando la espada.
Mikel Luna 20/06/16 Amsterdam