lunes, 20 de junio de 2016

A quien no se le puede robar el corazón, ya sea uno poeta o ladrón.




     Sin decirte la más dulce mentira
anhelo construir un nido en tu pensamiento,
acariciar tu pelo con mano inadvertida
y sucumbir a tu caudal de ensueños,
todo eso
y recoger las lágrimas de tu pañuelo
para aclarar de mis ojos
la ceniza con la que me roció el tiempo;
cambiar por alegría mi expresión de enojo.
Que aunque tenga la vida contada
y no pueda vivir cien primaveras,
de redención no habrá una cruz
en la que yo quiera morir
antes de verte despertar en calma
y a esperar la recompensa del porvenir.

    No hay palabras más sinceras
que cuando un poeta quiere hacerte eterna.
Y si el caudal de un río fuera tinta azul,
y largo el camino a recorrer
un pliego de papel,
todavía no se podría definir
cuánto inspiran tu guapura y tu entereza.
   Si hallo paz es porque te digo
lo que siento: ambición cuando te imagino;
paisaje en alta mar
para no remitirle cartas a la esperanza.
Que pensándote, y en plena marejada,
acepto callar y prestar oídos
cuando tus palabras son el himno
que paraliza a cualquier mano empuñando la espada.



 Mikel Luna 20/06/16  Amsterdam




No hay comentarios:

Publicar un comentario