viernes, 8 de enero de 2016

En ningún reloj

        En ningún reloj


     En la hora postrera
estaremos escuchando la 5ª sinfonía
con el ánimo frío y la conciencia inquieta,
tú y yo, aferrándonos a la vida;
extranjeros en otro mundo,
bienvenidos o rechazados
seremos los testigos
de cómo nos pintan el retrato póstumo de lo vivido.

    Un fuego saldrá de nuestros ojos.
Velaremos por las almas huérfanas
a sabiendas de lo inútil que resulta una plegaria;
ángeles marmóreos y vírgenes pétreas
nos harán compañía.
Ulterior a la muerte una iniciación:
aprenderemos de la astucia y la cautela 
y abogaremos por una transición segura.


    En estado de gracia yo estaré a tu lado
y tú permanecerás inmune al paso del tiempo.
Y sabrás quien es el osado
que plantea, a certamen, una cósmica revolución
y, adrede, hace méritos inmoderados
para que las furias y los espectros del Tártaro
encuentren, en ti y en mí, a sus mayores adversarios.
Ese día la hora postrera no la dará ningún reloj.




  Mikel Luna  08/01/2016




1 comentario:

  1. Tu poema es la pura constatación de que no hay reloj que pueda medir el tiempo que dura el amor eterno. Hermoso y potente como siempre. Muchas gracias!

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